¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
¡Oh cauterio süave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.
¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
color y luz dan junto a su querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!
Hoy en día nosotros ya no leemos mucha poesía. Conozco sólo una poeta verdadera, ella que vive entre Bolivia y Argentina que se dice ser autística mas sale con toques ricos de una alma llena de imaginación. Mas nuestros antepasados escribían muchas veces con voces poéticas. ¿Quien no lee El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de La Mancha sin darse cuenta no solo del alma poética de Don Quixote sino también de la misma alma poética del autor? El alma Española/Latina ha sido tocada con la musa de la poesía. Para nosotros las verdades son mejor expresadas en formas veladas, formas que nos seducen a entrar para poder mostrarnos sus verdades. La poesía no revela facilmente sus secretos mas nos lleva en una danza intelectual y emocional que nos apresura a entrar. «Entra» nos dice las poesía, «entra» nos susurra, y encuentra lo que busquas.
No debe de sorprender que entre los santos Españoles hay varios que escribían, o por decir, soltaban la poesía. Entre ellos se encuentra San Juan de la Cruz, cuyos poemas todavía son famosos. Lea Ud. el poema arriba y piensa en el Pentecostés. En ese poema se encuentran las paradojas de la llama que quema mas es tierna y delicada. Esta llama le ha cauterizado hasta sus entrañas, pero a la vez, finalmente, le ha permitido no solo ver la luz sino también ¡ver en color! La palabra, “Dios” nunca se encuentra en este poema pero el gran amor de él sí. Pero que amor más extraño, pues matándome ha convertido mi muerte en vida. Las contradicciones de la poesía le permiten al santo expresar lo que no se puede expresar en meras frases doctrinales.
Así que, les animo a los lectores, que lean la poesía. Que escriban la poesía. Que permiten que la verdad se te le comunique por medio de la poesía. Creo que, al final, serás más sabio que él que lee simples frases de la proposición.
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